Si me preguntas por ella, no te voy a hablar de cuentos de princesas, dragones ni fechorías. No, ella va por encima y supera a todo clásico que se le presenta.
Su propia voz es la viva historia. Ella narra, susurra y cuenta las más bonitas palabras que nacen del corazón para acariciar la sensibilidad de quien la escucha.
Es capaz de captar los segundos, convertirlos en momentos, y de adueñarse de sus oyentes por un ratito viendo color y luz en donde muchos se ciegan. Ella no sólo te cuenta un cuento; sino que te acompaña, te enseña, te valora y te demuestra.
Su apellido es la ilusión. Todo, todo y todo lleva esa pócima secreta.
Quien la conoce, como un niño pequeño que aprecia lo que ve y escucha, pide una y otra vez “que vuelva”.
Omaira es, en definitiva, nobleza, destreza, pureza y belleza.

Omaira es alguien formada y profesional. Es cuentacuentos y eso se nota, porque forma parte de su ser. Ella habla con los ojos, con la mirada.. tiene un tono de voz que expresa lo que ve, todo tiene un sentido, una palabra de ser.
Cada palabra que lee, tiene un gesto y un decir particular que es capaz de interpretar, haciendo partícipe del mismo. Las palabras en su boca bailan, ríen y toman vida. Verla contar es ver un cuento que toma vida. Su voz te embelesa y hace que le prestes atención. Es alguien que merece ser escuchado.
Ella te mira con los ojos bien abiertos, es una persona que te inspira amor, confianza, seguridad…